martes, 31 de marzo de 2009

Pequeñerías

Cuando tengo nervios, pongo orden,
así mi disco duro es un mapa claro.

Se me ocurren cosas a diario
y siempre hago a alguien reir de veras.

Yo también sonrío casi siempre,
sobre todo sonrío a los que les extraño.

Carmen

lunes, 30 de marzo de 2009

Piel sobre blanco

Gracias a los tejados al verdín y a la pausa
Gracias a las palabras al humor y a la rueda
Gracias a las montañas al azul y a la taza
Gracias a las caricias al perol y a la lluvia
Gracias a las semillas al furor y a la calma
Gracias a las esquinas al fulgor y a la escarcha
Gracias a las polillas y al jardín de la casa
Gracias a las terrazas y a la música en vena
Gracias a las cerillas al colchón a los juegos
Gracias a las farolas a este banco en la plaza
Gracias a la verbena donde sueña mi árbol
Gracias a la madera de tu violín de viento
Gracias a la fisura por donde me despego
Gracias a los pulmones a los pies y a los ojos
Gracias a los caminos al calor y a los huesos
Gracias al corazón a la piel y a las manos
Gracias por este blanco sobre el que estoy desnudo.
Gracias por este espacio allá donde me nieve
porque el tiempo es un copo de lentitud vivida.

Felipe Bollaín.

Sin título

Gracias bosque
-cosquilla de mi infancia-
Gracias madera
-madurez de mi infancia-
Gracias libro
-sueño de mi infancia-
Gracias palabra
-silencio de mi infancia-
Gracias familia
-infancia de mi infancia-
Gracias
por esta infancia
y este agujero
blanco.

Felipe Bollaín

domingo, 29 de marzo de 2009

Acción de Gracias

Hoy de nuevo
he abierto las ventanas
he mirado
y aún sigue el color.


Nota:Gracias David(por fin decidí el título)

Donde los amantes se juran envejecer

El punto exacto

en el que la tierra cede

y uno flota

o camina sobre el agua.

Donde todos los caminos

llevan a la playa.

Donde los unicornios.

Donde la luz traza

arpas invisibles.

Donde dos se encuentran

y nadie sabe

si es el fin del mundo

o el comienzo de la piel.

Borja.
(nota: el título es un verso de Martín Lucía)

viernes, 6 de marzo de 2009

SÓLO QUIERO SER AMÁNDOTE

Si algún día
no siento escalofríos al amarte
me vestiré de luto
apagaré mis ojos
iré a llorar a los muros del silencio
me volveré dócil para lo pasajero
seré gaviota inútil para volar.
Si algún día
no te siento
coronaré mi dolor con tu recuerdo
sellaré mis labios
y los entregaré a cualquier postor -ya no los quiero-
no quiero ser de otra manera
que no sea amándote
no quiero heredarme
de ninguna de las formas
si no es amándote.
Me has herido de muerte -sólo de ti depende salvarme-
si te vas
perderé la vida
seré inútil para la sonrisa
la locura me habitará.
Dime que me quieres
dime que me amas
dime que por mi pierdes el aliento
dime -aunque no sea cierto-
que sin mi
no existe la aurora
dime -como yo te lo digo-
que sólo quiero ser amándote.

Lucía

AQUELLA NOCHE EN QUE LA VIDA SE EMPEÑÓ EN ENSEÑARNOS ALGUNAS COSAS.

Diego se iba a la mili, e íbamos a celebrarlo en una noche que prometía ser inolvidable. A su manera lo fue, aunque no hicimos nada que no se hiciera en cualquiera despedida de este tipo, y que, para no agobiar al lector, podríamos resumir en esa máxima existencialista de sexo, droga y rock and roll.

Al terminar la noche todos hicimos un juramento sagrado, que lo que pasó, allí se quedaba. Algunos tenían novias y mejor no contar mucho.

Emilio, que se pasó toda la noche hablando de su ex- (incluso antes de estar borracho, lo que ya nos hizo sospechar de su salud mental) fue quien rompió el juramento; le sirvió para reconciliarse con su ex-, que ahora volvía a ser su novia. En cambio, a los demás les sirvió para discutir con sus novias, que estaban a un paso de ser sus exs. Al final, éstos salvaron la situación culpando, sin ningún reparo, a los que no teníamos novias, que fuimos estigmatizados.

Aquella noche que prometía ser una noche de juerga, de esas que, incansablemente, se vuelven a recordar cada vez que en el azaroso ir y venir de la vida te vuelves a encontrar con los viejos amigos; se había convertido en una noche de revelación, la vida se propuso enseñarnos el valor de grandes palabras, como Amistad, Lealtad, Miseria, Cobardía, Egoísmo, Traición...

Y fue a enseñárnoslo precisamente esa noche, que estábamos todos pedos; aunque quizás fuera la mejor porque, igual que los borrachos dicen siempre la verdad, también es probable que sean de los pocos preparados para verla sin asustarse demasiado.

Cecilio Escudero